COPROFAGIA EN PERROS

03.05.2017

Aunque no se sabe exactamente por qué se produce, debido a que tiene mútiples causas, el acto de ingerir las fecas propias o de otros animales es un comportamiento normal en muchas especies incluido el perro, sobretodo en la etapa de cachorro. Afortunadamente, en muchos este comportamiento disminuye a medida que se produce la transición hacia la adultez. Pero no en todos, y ahí se produce una gran confusión y malestar en el tutor, tratando de buscar una explicación lógica. 

Así es como algunos perros siguen ingiriendo heces en edad adulta. En ellos se ha visto que la motivación por hacerlo es muy alta y el comportamiento podría convertirse derechamente en un problema de comportamiento. Además es un hecho que causa estrés a los tutores debido a su naturaleza de mal gusto y los problemas de salud potenciales que involucran tanto al animal como a todo su entorno. 

Aunque hay varias teorías de por qué se produce este problema, la etiología (causa) real del comportamiento como ya se ha dicho, hasta hoy es desconocido y se proponen las siguientes:

  • Sabor agradable (de gusto para el perro), sobretodo hacia aquellas fecas de animales con dietas altas en proteínas (fecas de gato, por ejemplo), pero eso no excluye la ingestión de las fecas propias, otros perros y otras especies.
  • Cuidados maternales en las primeras semanas de los cachorros.
  • Exploración sensorial en cachorros (probar olor, textura, sabor diferentes), que puede resultar agradable.
  • Cachorros que fueron criados en etapas tempranas en malas condiciones higiénicas (encerrados en jaulas, con rutinas de aseo deficientes).
  • Búsqueda de atención (cada vez que como fecas me retan, y para mi eso ya es atención que me entregan, lo sigo haciendo --> refuerzo)
  • Evitación de castigo físico o verbal por experiencias anteriores de eliminación en lugar inadecuado. 
  • Problemas de disfunción cognitiva en perros geriatras. 
  • Respuesta al estrés por diversos motivos (a evaluar), que resulten desagradables para el animal.
  • Dieta desequilibrada (no hay estudios que lo avalen, sólo anecdótico)
  • Problema pancreático o disturbio gastrointestinal (no hay estudios que lo avalen, sólo anecdótico ) 
  • Posibilidad de parasitosis, síndromes de malabsorción, diabetes, síndrome de Cushing, enfermedad de la tiroides, tratamiento con esteroides (no hay estudios que lo avalen, sólo anecdótico ). 

El tratamiento de este problema debe apuntar exclusivamente a la causa que lo origina, el que entre un perro y otro puede variar muchísimo. Por eso no hay recetas ni acciones mágicas que puedan llegar a "borrar" esta conducta. 

Ante todo, debemos descartar un problema médico, así que una evaluación del Médico Veterinario se hace imprescindible para recién poder pensar en un problema de comportamiento.

Lo que si debemos tener muy en cuenta es lo que no se debe hacer mientras tanto, ya que los malos consejos y mitos abundan en redes sociales, o quizás lo que "le resultó" al amigo de un amigo, pueda no ser necesariamente la solución a lo que le sucede a nuestro perro y perdemos semanas y meses intentando ver resultados. Por eso, mucha responsabilidad y cautela. 

¿Qué NO debemos hacer?

- FROTAR la nariz del perro en las heces. Este procedimiento NO solucionará el problema y sólo logrará que tu perro se asuste cada vez que te vea cerca de las heces, lo que puede aumentar el problema ya que evitará esto comiéndoselas de forma anticipada.

- CASTIGAR física o verbalmente al perro por comer sus heces. Golpeándolo con un periódico, azotarle o gritarle fuerte NO le impedirá comer heces, y podría causar problemas más graves, como miedo, agresión o empeoramiento del cuadro. Ya que ellos no tienen la misma escala de valoraciones y de códigos de higiene, no entiende que comerse las cacas es algo asqueroso, porque para la especie canina, puede llegar a ser algo normal. 

Las medidas a llevar a cabo, y el pronóstico asociado dependen únicamente de las posibles causas que ya se describieron anteriormente. Hay perros en los que la motivación puede ser muy grande, y parecen resistentes a cualquier medida; es entonces donde debemos apuntar muy responsablemente a la base del problema, ya que la coprofagia sólo sería una consecuencia y probablemente un problema serio se esconde detrás. Vuelvo a repetir que no existen tips rápidos, pastillas mágicas ni técnicas milagrosas que mejoren al perro en un sólo día: la coprofagia es un problema que si bien no parece tan serio, requiere de toda nuestra paciencia y atención. Si tu perro sufre de este problema y pone en conflicto vuestra convivencia, sus rutinas normales y afecta a su salud física, no dudes en pedir la asesoría de un Etólogo Clínico. 

Dra. Soledad Torres Alvarado
Médico Veterinario y Máster en Etología Clínica
CONCIENCIA Etología Clínica

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