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EL INTRUSISMO PROFESIONAL EN ETOLOGÍA CLÍNICA VETERINARIA

21.08.2017

¿POR QUÉ ES TAN PELIGROSO CONFIAR LA SALUD MENTAL DE TU MASCOTA A ALGUIEN QUE NO TIENE FORMACIÓN REAL, ACTUALIZADA NI COMPROBABLE? 

Es una triste realidad, que sucede día a día en Chile...

Los problemas de comportamiento de los animales de compañía deben ser tratados como cualquier otra patología médica, es decir, basando nuestros diagnósticos, tratamientos y técnicas de prevención en el conocimiento científico. 

Por tanto, todos los caminos ejecutados por aquellas personas que no tengan un título afín y además, desconozcan el uso de la ciencia como base de la disciplina, deberían ser considerados como un acto de intrusismo profesional, cuando es realizada por alguien sin estudios en el área; y/o de impericia o de imprudencia, por ejemplo, cuando la ejecuta un Médico Veterinario sin formación adecuada en el tema. 

¿Cuáles son las repercusiones del intrusismo en Etología Clínica?

1. La imagen del Etólogo Clínico Veterinario es desconocida, y en otros casos está totalmente distorsionada. Se nos confunde con "psicólogos caninos" (formación no existente, reconocida o comprobable entre quienes la ostentan), o bien con adiestradores, educadores caninos, "encantadores" y otros apodos varios. Existen tres entidades que si son reconocidas, y que deberían trabajar de forma mancomunada de acuerdo a sus capacidades (Adiestrador canino, educador canino y Etólogo Clínico).

2. Se dan consejos inadecuados por evidente falta de criterio y conocimiento en la materia, confundiendo a la población objetivo; esto propicia la creación y perpetuación de mitos y malas concepciones relacionadas con el comportamiento (dominancia, castigos, mala interpretación del lenguaje y humanización de conductas caninas o felinas, entre otras), poniendo en riesgo la salud mental y física de nuestros pacientes y de la población humana a medio y largo plazo (castigo --> potencia agresividad defensiva --> potenciales accidentes por mordeduras --> problemas asociados a estos accidentes).

3.  Se aplican "terapias" sumamente contraproducentes para el tutor y el animal en cuestión, evidenciando falta de conocimientos reales, donde se mezclan técnicas que se contradicen unas con otras, teniendo claros efectos negativos en la salud mental de ese animal. (Uso de juguetes Kong, luego de haber castigado físicamente a un animal ansioso; utilizar la palabra "vínculo" con el fin de sensibilizar y atraer clientes, mientras utilizan castigo físico y verbal para lograr resultados rápidos; entregar fármacos en desconocimiento del diagnóstico, del producto que se receta, de su mecanismo de acción y tiempo de uso, sin acompañar ni seguir una terapia conductual).

4. Lucro por ofrecimiento de "seminarios", "charlas", "cursos", "talleres" y otrosrelacionadas con el tratamiento de patologías conductuales en perros y gatos: en ambientes tan informales como parques, incluso hasta universidades que desconocen el tema. Estos en nuestro país no están autorizados por el Colegio Médico Veterinario ni la Asociación Gremial que reúne a los profesionales idóneos en el área (ASECVECH: Asociación de Etología Clínica Veterinaria de Chile); por lo tanto, es de cuestionable validez a la hora de querer trabajar responsablemente en la modificación conductual de pacientes con patologías conductuales., que es a todas luces un tema médico. Además, crean falsas expectativas a aquellas personas poco informadas que creen que, con un curso de pocas horas o días, pueden igualar en competencias a aquellos profesionales que se especializaron formalmente mediante postítulos y postgrados de meses y años en Etología Clínica. 

5. Se incentiva la "des-educación" de la población al escuchar tantos mensajes contradictorios, sobretodo en medios masivos escritos y audiovisuales, que carecen de filtro científico. El resultado es que el tutor de un animal pocas veces sabe distinguir qué información es veraz y cuál no, dejándose llevar netamente por características superficiales como recomendaciones e impresiones de amigos, familiares o de redes sociales, que no siempre garantizan una elección correcta. 

6. Finalmente, cuando una persona acude a un verdadero Etólogo Clínico o escucha un consejo/asesoría de éste, cuestiona o se muestra incrédulo ante lo que se le indica, ya que la persona ha sido influenciada previamente por opiniones no válidas, aunque siempre bastante prometedoras y rápidas, perdiendo credibilidad los verdaderos profesionales en la materia.


Un propietario informado y criterioso es un DERECHO para cada perro y gato. Es muy fácil dejarse engañar, pero es más fácil y responsable recurrir a entidades oficiales, quienes puedan informarnos a la hora de encontrar a un profesional competente que nos asesore en temas relacionados al comportamiento. Sólo falta tu motivación, compromiso y ganas de trabajar con personas debidamente acreditadas. Puedes consultar en la ASECVECH (Asociación de Etología Clínica Veterinaria de Chile), por si tienes dudas acerca del profesional y de los métodos que está ocupando con tu mejor amigo. 


Dra. Soledad Torres Alvarado
Médico Veterinario y Máster en Etología Clínica
CONCIENCIA Etología Clínica

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