¿TE HAN PEDIDO QUITAR A TU PERRO O GATO POR "PREVENCIÓN"? Algunos consejos para sobrevivir a esta sentencia
La recomendación de retirar al perro o gato de la cama de sus tutores se ha convertido en una sentencia habitual de muchos médicos y profesionales de la salud humana.
Esta sugerencia suele basarse en preocupaciones por la higiene, la independencia del animal o la mejora del sueño del tutor. Sin embargo, aunque a primera vista parece un consejo racional, no necesariamente es la opción más correcta ni adecuada para todos. De hecho, aplicar esta solución de manera generalizada puede tener consecuencias negativas que a menudo se pasan por alto.
Para muchos animales, el acto de compartir la cama con su tutor no solo les proporciona confort físico, sino que también refuerza su sentido de seguridad y apego emocional. En especial, aquellos perros o gatos que ya presentan signos de ansiedad o sensibilidad emocional pueden ver agravado su malestar si se les priva de este espacio compartido. El resultado puede ser un aumento en comportamientos problemáticos como ladridos, maullidos o lloriqueos excesivos durante la noche, intentos desesperados por acceder a la cama, e incluso comportamientos destructivos o marcajes inapropiados. En algunos casos, la separación repentina puede crear un círculo vicioso en el que el animal se vuelve más dependiente e inseguro, lo que contradice el objetivo inicial de promover una mayor independencia.
Del lado humano, retirar al animal de la cama también puede tener un impacto emocional. Para muchos tutores, la presencia de su perro o gato durante la noche es una fuente de compañía, calma y bienestar. Esta cercanía no solo mejora la calidad del sueño de algunos, sino que también fortalece el vínculo emocional con sus animales. Quitarles esa compañía puede generar sentimientos de culpa, estrés y distanciamiento afectivo. Incluso puede afectar el propio bienestar mental del tutor, ya que el contacto físico y emocional con el animal durante la noche puede ser una forma efectiva de reducir la ansiedad y el estrés acumulado durante el día.
Es importante destacar que la recomendación de retirar al perro o gato de la cama se basa en suposiciones sobre lo que es "mejor" para el animal o el tutor, pero no siempre es una solución adecuada ni correcta para todos. En lugar de aplicar una sentencia general, los profesionales deben evaluar cada situación de manera individual, teniendo en cuenta factores como la relación afectiva entre el tutor y su mascota, el nivel de dependencia emocional, la ansiedad del animal, y las necesidades específicas de ambos.
Ignorar estas variables y concentrarse únicamente en la conducta externa puede generar más problemas de los que se buscan resolver. En algunos casos, la separación forzada puede llevar a una falsa sensación de mejora mientras el malestar emocional subyacente del animal se intensifica. De hecho, al tratar a los animales como seres sintientes, es fundamental respetar y considerar sus necesidades emocionales, no solo los aspectos prácticos o higiénicos.
Finalmente, es importante mencionar que aquellos profesionales que insisten en retirar a los animales de la cama sin considerar las consecuencias emocionales están incurriendo en una visión incompleta e, incluso, negligente del bienestar del animal y del tutor. Aunque esta recomendación sea frecuente, no siempre es la más acertada ni la única vía para abordar las dinámicas de convivencia, y muchas veces puede ser una sentencia que, en lugar de mejorar la situación, la empeore tanto para el tutor como para su mascota.