ES IMPORTANTE CONSIDERAR EL MUNDO EMOCIONAL DE NUESTROS PERROS Y GATOS

12.10.2024

Solo abordando su salud mental y física podemos asegurar mejoras duraderas y auténticas.

Enseñar comandos o modificar comportamientos basándonos solo en la "obediencia" no sirve de nada si el perro o el gato están sufriendo por dentro. La verdadera mejora - y la que busca un buen profesional - no se basa en que el animal siga órdenes, sino en que esté en un estado emocional equilibrado.

En el mundo del comportamiento animal, uno de los grandes errores que solemos ver es concentrarse únicamente en el control de las conductas externas sin abordar lo que realmente está sucediendo a nivel interno. Esto es, en cuanto a las dimensiones emocionales y neurobiológicas. 

Nuestro objetivo como expertos es ayudar a que el animal regule sus emociones desde el interior, ya que, al hacerlo, la conducta deseada llega de manera natural y sostenible. Cuando ignoramos la raíz emocional de los comportamientos, solo estamos tapando los signos. 

Por ejemplo, un perro que sufre de ansiedad puede aprender a quedarse quieto en una situación de estrés si se le enseña con comandos repetitivos, pero esto no soluciona la ansiedad de fondo, y el problema puede reaparecer en cualquier momento o manifestarse de otra forma.

De igual manera, un gato con miedo puede dejar de marcar su territorio si lo entrenamos estrictamente a usar una caja de arena, pero si no abordamos el miedo subyacente que siente por estar en un entorno estresante, el problema persistirá a nivel emocional. 

En ambos casos, lo que hacemos es crear una falsa sensación de mejora porque el animal no está mejor; simplemente está reprimiendo su malestar.

Es aquí donde entran las intervenciones terapéuticas integrales que combinan estrategias de manejo emocional y, cuando es necesario, el uso de psicofármacos. Hay quienes rechazan el uso de estos fármacos debido a prejuicios o mala comprensión, pensando que simplemente modificando las conductas visibles el problema está resuelto. Sin embargo, este es un error grave conocido como "impericia", que se refiere a la falta de habilidad, conocimiento o juicio adecuado para tratar un problema de forma correcta. Ignorar el estado emocional del animal y depender únicamente de las señales externas de mejora, sin una verdadera recuperación, implica un manejo negligente e incompleto de la salud del animal.

Si realmente queremos aceptarlos como seres sintientes y no tratarlos como máquinas ejecutoras de conductas, es esencial comprender este enfoque a cabalidad. El bienestar emocional es tan importante como el físico. Un perro o gato emocionalmente estable tendrá conductas equilibradas como una consecuencia natural de ese bienestar. Por eso, más allá del conductismo, en etología clínica velamos tanto por la salud mental como física, entendiendo que, al regular las emociones, la conducta se transforma de manera orgánica y duradera.