La responsabilidad del Médico Veterinario en el uso de psicofármacos
El uso de psicofármacos en medicina veterinaria es una herramienta poderosa para abordar problemas de ansiedad, agresividad y otras alteraciones conductuales en animales.
Sin embargo, su manejo requiere un razonamiento clínico profundo y no debe basarse en la mera repetición de fórmulas o dosis que han funcionado en otros casos.
🔑 Por qué no repetir dosis sin análisis: Cada paciente es único. Factores como la especie, raza, edad, peso, estado de salud general, comorbilidades y el entorno del animal influyen en cómo un fármaco será metabolizado y su efecto. La administración sin una evaluación adecuada puede resultar en tratamientos ineficaces o, peor aún, en efectos adversos graves.
🔍 Conocimientos esenciales para el manejo de psicofármacos:
- Fisiología del sistema nervioso: Comprender cómo los neurotransmisores (como la serotonina, dopamina o norepinefrina) regulan el comportamiento es clave para seleccionar el fármaco correcto.
- Farmacología: Es esencial conocer la farmacocinética (cómo se absorbe, distribuye, metaboliza y elimina el fármaco) y la farmacodinámica (cómo actúa el fármaco en el organismo) en la especie tratada.
- Interacciones medicamentosas: Algunos psicofármacos pueden interactuar con otros medicamentos o suplementos, alterando sus efectos o aumentando el riesgo de toxicidad.
⚠️ Errores comunes a evitar:
- Recetar la misma dosis que funcionó para otro paciente sin ajustar a las características del caso actual.
- Ignorar los cambios en el comportamiento del animal que podrían indicar efectos secundarios.
- No monitorear adecuadamente la respuesta al tratamiento o realizar ajustes necesarios.
👩⚕️👨⚕️ El rol del médico veterinario: El profesional tiene la responsabilidad de basar sus decisiones en evidencia científica y razonamiento clínico, aplicando siempre el conocimiento técnico de fisiología y farmacología. Solo así es posible garantizar un manejo ético, responsable y seguro de los psicofármacos, priorizando el bienestar del animal y la tranquilidad del tutor.
No es suficiente "saber qué dar"; también es indispensable "saber por qué y cómo darlo".