LA IMPORTANCIA DE LA PRIVACIÓN MATERNAL (Y POR QUÉ NO DA LO MISMO CUÁNDO ADQUIRIR UN CACHORRO)

10.06.2017

El término privación maternal fue empleado por el psiquiatra y psicoanalista británico John Bowlby para describir los efectos que podría causar la separación de infantes humanos de su madre. Su principal conclusión fue que el infante debe experimentar una relación cálida, íntima y continua con su madre en la que ambos encuentren satisfacción y placer y que, de no tenerla, podría resultar en graves e irreversibles consecuencias en su salud mental.

¿Qué sucede en el resto de los mamíferos? Nada muy distinto. Tristemente, los humanos nos hemos encargado de omitir y olvidar selectivamente este proceso con nuestros animales de compañía, dado el desconocimiento del tema o el querer apurar estos procesos por comodidad y/o dinero.

Muchos se preguntan, ¿por qué mi perro, que ha sido criado en perfectas condiciones, presenta tal o cual problema de comportamiento?. Muchas veces nos encontramos en su historia clínica que fueron adquiridos desde la calle o aún peor, desde "criaderos" con menos de 8 semanas de vida, tiempo en el cual recién un cachorro está apto para partir a su nuevo hogar.

El comportamiento de un perro o gato puede estar seriamente afectado ante la carencia de interacciones con su madre y hermanos. Una madre que tenga un buen comportamiento maternal dejará una descendencia más confiada y cachorros con un umbral de respuesta al estrés más alto, independientes y tranquilos; aptos para enfrentar este mundo tan inundado de estímulos. Por esto mismo, la privación maternal también tiene que ver en el desarrollo de conductas desrreguladas, faltas de control, así como otras agresivas, fóbicas y compulsivas, por contar entre las que vemos a diario los Etólogos Clínicos. 

Es por eso que se recomienda que un cachorro sea adoptado/comprado (no aplica para cachorros en situación de calle, donde difícilmente se puede controlar esto), recién a las 8 semanas de vida; así pueden desarrollar habilidades comunicativas y sociales, además de juego e interacción con su madre y hermanos, que le entregan la autorregulación emocional necesaria y el aprendizaje de conductas únicas que le ayudarán a hacer frente a su entorno. Luego de eso puede continuar su período de socialización con otros de su especie y otras especies, incluyendo la humana.

Es responsabilidad de todos poder educar en este tema, partiendo por los tutores humanos, los que no deben perpetuar estas malas prácticas adquiriendo cachorros sabiendo que no cumplen con la edad mínima. Sólo así podremos evitar problemas de comportamiento a futuro que van a comprometer el bienestar de la mascota y por qué no decirlo, del mismo humano. Recordemos que estos generan estrés y por tanto, sufrimiento en el animal.

Dra. Soledad Torres Alvarado

Médico Veterinario y Máster en Etología Clínica

CONCIENCIA Etología Clínica

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