¿TELEMEDICINA? YO CREÍA QUE PRESENCIAL ERA MÁS EFECTIVO

Es comprensible que haya confusión sobre el concepto de telemedicina, especialmente cuando se compara con enfoques más tradicionales. Sin embargo, es importante aclarar que la telemedicina en etología clínica es una opción perfectamente válida y efectiva, cuando es realizada por profesionales capacitados y con experiencia en la especialidad.

A diferencia de los entrenadores de animales, que aplican métodos limitados y no están preparados para abordar trastornos psiquiátricos por su formación, las consultas de telemedicina en etología clínica, realizadas por profesionales con una formación sólida y actualizada, permiten un enfoque integral y especializado. 

Estos casos requieren un manejo clínico que considera tanto los aspectos emocionales como neurobiológicos del paciente, lo cual solo los especialistas experimentados pueden ofrecer, ya sea de manera presencial o remota.

Es común que algunos tutores, en medio de la confusión, crean que un entrenador convencional es la opción adecuada. Sin embargo, es crucial que comprendan que los problemas de comportamiento que enfrentan sus mascotas pueden ser de naturaleza psiquiátrica o emocional, lo que requiere una intervención profesional especializada. Los entrenadores, aunque valiosos en ciertas áreas, no están capacitados para abordar trastornos complejos de salud mental, como la ansiedad, la depresión o los trastornos de procesamiento sensorial.

Los veterinarios también deben comprender que la etología clínica no es solo una cuestión de comportamiento en el sentido tradicional, sino que involucra el bienestar emocional y psiquiátrico del animal. Esta especialidad exige una visión moderna y una capacitación específica, que no siempre está presente en todas las prácticas veterinarias.

En resumen, la telemedicina, bien gestionada por un profesional con experiencia, es tan eficaz como una consulta presencial, y puede ahorrar tiempo y recursos al tutor, manteniendo un enfoque integral y adecuado para cada caso. 

La clave está en elegir correctamente al profesional capacitado para el tratamiento, reconociendo que los problemas de comportamiento son, en muchos casos, problemas de salud mental que requieren un tratamiento especializado.