EL PERRO DETRÁS DE LA REJA

18.07.2020

Nada puede resultar más triste que ver un perro solo y detrás de una reja. En mi caso, al menos, no es gracioso ver como cientos de perros ladran a más no poder detrás de los barrotes de fierro cada vez que paso caminando, con algún paciente en medio de una terapia. ¿Por qué?

Es una tendencia en nuestro país, y muy común, dejar al perro en el antejardín para que se entretenga (según la perspectiva humana), y mire por horas y horas sólo y sin supervisión. Para muchos perros más que ser una ayuda, puede ser todo un suplicio. Tengamos en cuenta que muchos de estos perros no están bien y muchos cursan con problemas conductuales de base, por lo que pueden tener miedo, sentir ansiedad y ver tantas cosas que no pueden controlar, es algo que sin dudas no les ayuda a divertirse como nosotros esperaríamos. Para otros, es el caldo de cultivo de frustraciones, aburrimiento y futuros problemas. 

¿Qué pasa entonces con ese perro que la pasa mal?: pueden ser muchas alternativas. En muchos casos se vuelve un perro ladrador, con miedo, destructor y agresivo. En otras, un perro inhibido que no hace nada. En el mejor de los casos, un perro efusivo y ávido del contacto humano del cual carece estando en esta situación.

Dejar a un perro en un antejardín solo, sin enriquecimiento ambiental como juguetes, y sobretodo sin supervisión por largas horas, sin duda es una mala práctica que deberíamos ir dejando de lado, en la medida en que por fin logremos empatizar con nuestros perros y entendamos que están en un contexto en que no pueden interactuar, refugiarse, descansar adecuadamente y prever los variados estímulos que pasan a su alrededor, van derecho a la frustración y esta misma le puede llevar a distintos problemas de comportamiento y trastornos conductuales si hay una predisposición a padecerlos.

No han sido pocos los casos de ansiedad o agresividad en diversos tipos que he visto por estos casos, problemas compulsivos (desplazarse de forma lineal o circular de manera repetitiva afectando a su vida normal) y por supuesto, accidentes graves que ocurren cuando el perro ha tratado de huir entre los barrotes de la reja que han terminado en complicadas cirugías traumatológicas o eutanasia. Son pocos los que logran sortear esta forma de vida y pueden adaptarse sin problemas e incluso llegar a disfrutarlo, pero siempre es la excepción y no queremos experimentar con ningún perro para comprobarlo.

Por otro lado, no podemos olvidar el problema que ocasionan a aquellos perros que tratan de pasear tranquilos y supervisados por la calle o aquellos que están atravesando por el complicado proceso de una terapia conductual y deben aprender a tolerar (o a veces no), a decenas de perros que ladran detrás de una reja, tan o más aproblemados que él o ella. La pasa mal el perro detrás de la reja, y la pasa mal el perro que va pasando por fuera. Muchas veces se trenzan en peleas entre los barrotes y lejos de ser gracioso, es algo que no debería suceder y deberíamos a toda costa evitar por un tema de bienestar.

El antejardín puede ser una alternativa siempre y cuando sea sólo un lugar de paso, donde tenga acceso a su refugio, su casa o el interior de la tuya en el momento en que lo desee, pasar al patio trasero; donde pueda moverse, correr, entretenerse, disfrutar sin que tenga que estar pendiente al cien por ciento de lo que pase afuera. En resumen, puede ser un lugar positivo siempre y cuando esté bajo tu supervisión, pase cortos períodos y tenga con qué entretenerse y estar ocupado. Y esto no incluye mirar hacia afuera por largas horas, porque la forma en la que ellos perciben el mundo es distinta a la nuestra. Esto también incluye a los perros que miran desde las ventanas por largos períodos de tiempo.

Es cosa de ponernos en su lugar un rato. Pensemos como nos sentiríamos en su lugar, dejados a la deriva y aburridos durante horas sin más que nosotros mismos y quizás podamos cambiar de idea y estrategia. Es nuestro deber asegurar su bienestar siempre. La próxima vez que quieras dejarlo afuera por largas horas, piensa en el compromiso que adquiriste alguna vez con tu perro. 


Dra. Soledad Torres Alvarado
Médico Veterinario
Máster en Etología Clínica y Psicofarmacología
CONCIENCIA Etología Clínica